miércoles, 20 de julio de 2011

RENACER

Hola amigos, hoy quiero compartir con  todos un relato que me parece interesante, porque refleja lo que en algún momento podemos sentir y que nos gustaría que se hiciera realidad.



Estos días me encuentro algo rara, será por el entorno o porque siento, como otras veces esa sensación como si me quemase con algo, pero al final se me pasa y sigo adelante, pero hoy voy a volver sobre mis sensaciones: me dejaré llevar. 
Siento que mis manos se vuelven alas y mis pies garras, siento que todo mi cuerpo sufre una transformación que me gusta, sale de dentro de mí y me anima a seguir adelante 
Mi cuerpo se cubre con grandes plumas y mi cara se vuelve como la de un águila, es tan grande mi entusiasmo, que empiezo a volar por encima de las casas, las montañas, los lagos, los ríos, donde me miro y no me reconozco, porque sigo sintiendo en mi cuerpo y en mi mente los mismos pensamientos de antes 
Los sentimientos son de lucha, de coraje, de superación en los momentos más ingratos de mi vida, son ganas de vivir y de volar alto, para ver las cosas de otra manera, como las veo ahora, desde el montículo de arena que me he posado, porque el viaje me ha dejado sin fuerzas ya que he recorrido muchos países, observando a las gentes, mirando a los niños como juegan, he pasado por encima de los Pirineos, la torre Eiffel, los grandes lagos de Suiza y a pesar de eso me siento contenta por lo que he hecho. 
Creo que mi cuerpo se esta haciendo más grande y fuerte, con plumas negras y grises, brillantes, mis alas son enormes, me encuentro elegante, satisfecha de verme así, sin depender de nadie, sin necesitar que me dirijan, teniendo total libertad. 
Ya se ha hecho de noche y tengo frío, claro en el desierto bajan las temperaturas, además con las Pirámides tan altas, la sensación es de mas oscuridad. Con mi pico busco ramas para hacer una hoguera, al final consigo hacer una muy grande y me arrimo a ella, estoy tan cansada. 
De pronto siento mucho calor: había caído dentro de la hoguera, me estaba quemando, no puedo salir, que angustia, mi mente me decía: ¡Sal, tú puedes conseguirlo! Mi cuerpo no me obedecía, las altas llamas lamían mis plumas, creía que todo estaba perdido, me quemaba; de pronto reuní todas las fuerzas y di un fuerte impulso con mis grandes alas. 
Salí hacia el firmamento, muy cerca de las estrellas, allí me detuve, mire hacía abajo, estaba libre, podía volar, podía pensar, me veía más ágil, mas joven, sin ataduras, con ganas de conocer mundo, enfrentarme a los problemas que antes me habían atado, tuve la capacidad de transformarme en la elegante ave FENIX. 
Me quiero quedar así; se habían pasado mis inquietudes, mis malos pensamientos, además contemplaba la vida, las gentes, los paisajes de otra manera, por encima de los problemas de este mundo. 

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